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En Esperanto

Discurso de L.L. Zamenhof ante el 5º Congreso de Esperanto

celebrado en Barcelona el día 6 de setiembre de 1909

¡Queridos compañeros y amigos!

El conferenciante Cada vez que comienza un nuevo año de congreso, todo esperantista que prevé algo de tiempo libre y puede ahorrar algo de dinero comienza a hacer los preparativos para el siguiente congreso esperantista. Amigos a los que liga la misma idea, las mismas aspiraciones y esperanzas, se dicen tiernamente ¡hasta la vista, y con alegría esperan esa próxima ocasión. Como hermanos que se quieren y que sólo de vez en cuando se pueden ver en la casa de sus padres, así los esperantistas esperan suspirando ese momento en que se pueden reencontrar en el centro del País del Esperanto, saludarse con cariño recíprocamente, estrechase la mano cálidamente y decirse: vivimos, hemos trabajado honradamente durante todo el año, mantuvimos con honradez el honor de nuestra casa, podemos tomar parte con la conciencia tranquila en la fiesta común de nuestra familia.

La familia común en Barcelona. Pero mientras que todos vosotros preparáis el viaje a la fiesta común con el corazón alegre, yo hago lo mismo siempre con un peso en el corazón, porque en nuestros congresos la suerte me ha dado a mí un papel que aunque es adulador, es a la vez muy pesado: estoy obligado a aceptar los honores que no me pertenecen. Con razón o sin ella el mundo ve en mí siempre al representante natural del conjunto esperantista, el símbolo del esperantismo, de la lealtad y unidad esperantista; pues debido a que las personas no pueden expresase sus sentimientos a algo abstracto, cada expresión de simpatía y entusiasmo por el esperantismo se dirige en dirección a mí.

Existen sin embargo personas que no comprenden esto, o que no lo quieren comprender. Envidian la bandera por los honores que se le hacen; ven en mi persona a quien realiza el papel de rey. Esta es la causa por la que siempre vengo al congreso con un peso en el corazón. Con mucha vehemencia desearía rechazar este papel que tanto me atormenta, y no estar ante vosotros, sino entre vosotros; pero la cosa no depende de mi voluntad, depende de diversas circunstancias ante las cuales debo inclinarme, sino quiero perjudicar a nuestro movimiento. Por ello también hoy estoy ante vosotros como símbolo de vuestra causa y de vuestra unidad, como vuestro representante concreto; acepto todo lo que va destinado a vosotros, y yo siempre fielmente os lo transmito a vosotros, pueblo esperantista.

En este papel de representante vuestro, ante todo os llamo la atención hacia el gran honor que nos ha hecho su Regia Majestad el Rey Alfonso XIII, aceptando afablemente la presidencia honorífica de nuestro congreso. Expreso en vuestro nombre nuestras gracias respetuosas a su Majestad Real. ¡Que viva muchos años el Rey Alfonso XIII!

También merece vuestra atención la gran simpatía que ha mostrado a nuestro asunto el gobierno de este país en que nos encontramos ahora; no sólo todos los ministros han patrocinado nuestro congreso, sino que el gobierno del país en su propio nombre por medio de sus embajadores han invitado a los gobiernos de otros países a que envíen delegados a nuestro congreso. Por este gran e importante servicio expreso en vuestro nombre las gracias más efusivas al Gobierno del Reino de España.

Sabéis con qué energía y preocupación el comité organizador local ha trabajado por la hermosísima y fructífera preparación del congreso actual. Sabéis que no han perdido el coraje, incluso a pesar de lo sucesos desgraciados de Barcelona que a todos nosotros nos hizo pensar que el congreso no sería posible realizarlo en Barcelona. Ya habéis visto parte de lo que ha hecho el comité, la otra parte la veréis durante el congreso mismo y en los días posteriores al congreso. A este comité tan trabajador, especialmente a su querido presidente le expreso en nombre de todos nosotros nuestras más cordiales gracias.

Habéis visto qué extraordinario honor y aceptación llena de simpatía ha preparado para nosotros la ciudad de Barcelona. Sabéis que sólo las circunstancias especiales no previstas han dificultado a la ciudad mostrarse con todo su entusiasmo y estima en su plena amplitud, su más viva simpatía hacia vosotros, pueblo esperantista, a vuestro pensamiento y trabajo, a vuestro objetivo y esperanzas. En vuestro nombre expreso a la ciudad nuestras más sinceras y profundas gracias.

Hasta ahora he tenido en los congresos algo que deciros, por ello en la apertura del congreso yo hablaba mucho. Hoy no tengo nada importante que deciros, por lo que hablaré poco. Sabéis cuál es nuestro objetivo; sabéis cuál es el único camino por el que podemos llegar a ese objetivo; marchemos hacia adelante con diligencia y armonía. Si acaso nos preguntásemos qué hemos hecho en el año que ha pasado desde el último congreso, podríamos responder: hemos vivido sanamente, hemos crecido, nos hemos fortalecido en todos los aspectos. Qué gran significado tiene eso lo pueden comprender sólo los que comprenden toda la gravedad y dificultad de nuestra causa, e incluso sólo los que han trabajado por ella. Como en los años pasados, así también en el año que acaba de terminar muchos de vosotros habéis trabajado por nuestra causa común con gran fervor y generosidad; a ellos todos los esperantistas le expresamos nuestras gracias de corazón. Pero a lo largo del congreso no sólo nos contaremos recíprocamente los trabajos realizados, debemos realizar también algunos trabajos comunes que exigen consejos y aceptación común.

Comencemos en buena hora nuestros trabajos y festejos congresionales. A los primeros procuremos dar el mayor éxito, y de los segundos extraigamos valor y fuerza para los trabajos del año que viene.

Barcelona, a 6 de septiembre de 1909.

Luis Lázaro Zamenhof

L.L. Zamenhoff

Tajpita de HIROTAKA Masaaki je la 12-08-1992
Tradukita kaj HTMLita de Jesuo de las Heras je la 06-07-1996


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