Deprenu por legi en Esperanto
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¿Dijiste utopía?

Algunos intelectuales afirman con suficiencia que una lengua para la humanidad es una utopía. Porque, dicen, cada pueblo tiene un espíritu especial que se expresa en su propia lengua nacional. Por eso no es posible una comunicación auténtica entre las personas de naciones y lenguas diferentes. Según ellos, por ejemplo el pensamiento de un natural del oriente asiático es totalmente impenetrable a un occidental y viceversa: ¿entonces, cómo podrían comprenderse el uno al otro? Incluso usando las mismas palabras, las interpretarían de forma diferente.

Al escuchar estos argumentos de peso, me río; y releo las cartas de mis amigos del Extremo Oriente, o los libros de Miyamoto Masao, o una página de El Popola Ĉinio ("Desde China Popular"). Recuerdo aquella conversación fluida con los esperantistas de China, Japón o Indonesia. Al usar nuestro común instrumento de relación mutua nunca experimenté ninguna dificultad de intercomunicación. Me doy cuenta de que expresamos igual los pensamientos y sentimientos, incluso si alguna vez utilizamos cuadros y metáforas diferentes, pero sin embargo comprensibles. El llanto de la mujer japonesa que ha perdido a su hijo en la Guerra del Pacífico o bajo la bomba de Hiroshima es parecido al de la madre americana cuyo hijo pereció en Pearl Harbour, o al de la madre alemana cuyos hijos fueron mascrados en el bombardeo de Dresden o de Hamburgo. La misma sonrisa feliz aparece en los labios de los jóvenes amantes de Pekín o de Moscú. En todas las latitudes y longitudes el cerebro funciona por igual en toda cabeza humana, y el corazón late igual en cada busto humano. En todas partes el cuerpo y el alma reacciona igual al sufrimiento y a la alegría, y encuentra las misma palabras para expresar sus sentimientos y pensamientos.

No nos dejemos embaucar por teorías sofistas. Contrapongámosles tranquilamente nuestra experiencia práctica.

¿Dijiste utopía, imposibilidad? Nosotros demostramos el movimiento andando.

Valo

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Nota bibliográfica.- Esto es una traducción del ensayo de la página 98 de Vortoj de Valo(Palabras de Valo), editado por SAT en 1995. Este libro se puede conseguir en el servicio bibliográfico de Hale, o en la propia SAT (SAT, FR 47470 Beauville, France). El libro se pubilcó justo unos meses antes de su muerte, y es una selección de entre sus escritos de más de setenta años de producción literaria.

El verdadero nombre de Valo es Raymundo Laval, y murió hace poco, a la edad de 95 años, como dijimos en nuestros Kajeroj el la Sudo.
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